Actas del 30º Congreso de Jóvenes Investigadores
Hace 30 años el Certamen de Jóvenes Investigadores nació con el propósito de despertar la vocación investigadora de nuestros jóvenes, enfrentándoles a un triple reto: explorar su entorno en busca de nuevos enigmas, documentarse sobre el tema escogido, y proponer y demostrar, empíricamente, una solución para su problema. Un desafío que demandaba curiosidad, imaginación y trabajo en equipo.
Desde unos presupuestos ciertamente vanguardistas, el Certamen ofrecía a los alumnos de Secundaria y Bachillerato la posibilidad de convertirse en protagonistas de su propio proceso de aprendizaje. Muchos docentes acogieron la idea y animaron a sus pupilos a formar grupos de investigación. El resultado, a lo largo de los últimos 30 años, ha sido una extraordinaria compilación de trabajos sobre las más diversas disciplinas científicas. Algunos trabajos se centraron en la divulgación científica, otros han reforzado el núcleo duro de paradigmas ya enunciados, algunos más avanzaron hipótesis innovadoras y han sido publicados en revistas internacionales. En todos los casos, sumergirse en la dinámica de la investigación supuso, para sus autores, una experiencia vital transformadora. El trabajo científico les ha demandado iniciativa y espíritu emprendedor, trabajo en equipo y coordinación de tareas, búsqueda crítica de información, redacción y comunicación pública y reflexión sobre el proceso legítimo de construcción y verificación del conocimiento. Así, la investigación ha sido para ellos más un camino que un objetivo: una oportunidad para crecer personal, social y profesionalmente, descubriendo su capacidad para transformar el mundo que les rodea.
El Certamen de Jóvenes Investigadores también se ha revelado, en este tiempo, una puerta privilegiada para el acceso de las jóvenes a la ciencia. Aunque en la actualidad sólo un 30% de mujeres se matricula en carreras científicas, y su promoción a los puestos más altos de la carrera investigadora es casi testimonial, no ocurre así en los primeros estadios educativos. Desde 2010, las mujeres tomaron la delantera a los hombres en el Certamen, y en 2017, un 54% de las ponencias fueron presentadas por jóvenes investigadoras. Nuestro concurso cuenta así con una pluralidad de enfoques, objetivos, formas de relación y estrategias de contrastación, inherente a la diversidad de género, y señala el camino que la ciencia formal deberá pronto seguir.
Por fin, la celebración del 30º Aniversario del Certamen de Jóvenes Investigadores ha sido también un momento propicio para hacer balance de lo conseguido, y para proponer nuevos desafíos. Desde el Instituto de la Juventud, iniciamos una nueva andadura centrada en difusión del Certamen y en la profesionalización de nuestros jóvenes científicos. En el aspecto de la visibilidad, hemos presentado un nuevo logotipo, que actualiza su imagen incorporando un sutil juego de palabras. La comunicación se ha enriquecido merced a vídeos en los que los propios investigadores relatan su experiencia y presentan sus proyectos. Un proyecto de exposición itinerante llevará en breve a los institutos de toda España los primeros premios de 2017, para animar a las nuevas generaciones a sumarse al reto de la ciencia. La maleta didáctica 30 Aniversario, distribuida en centros de educación secundaria, ofrece a los profesores una guía para introducir a sus alumnos en el mundo de la investigación.
Estas Actas son asimismo parte de las iniciativas asociadas a la celebración de este 30º Aniversario. Con ellas queremos retomar la edición de los trabajos del Congreso de Mollina, pero en este caso respetando todos los protocolos científicos de edición, para facilitar a sus jóvenes autores una primera publicación oficial de sus trabajos. Este recopilatorio quiere ser también un reconocimiento a la imprescindible labor de los profesores-tutores implicados y a calidad de la investigación que se está llevando a cabo en los centros educativos españoles.
En estos 30 años de trabajo hemos demostrado que la ciencia es un vehículo de formación, autonomía e igualdad para los jóvenes. A partir de ahora continuaremos trabajando con instituciones públicas, alumnos y profesores, y otros actores sociales, convencidos de que el conocimiento y la ciencia constituyen un lenguaje común que hará de nuestros jóvenes ciudadanos comprometidos, críticos y propositivos.